¿Sabes ese momento en el que vas tan pedo, que quieres mear
como si tuvieras fuego en la vejiga, pero vas tan jodidamente pedo que no te
encuentras la bragueta?
Con esto qué quiero deciros. Buena pregunta. Pero una
mejor sería… ¿De verdad quiero deciros algo? ¿De verdad estás leyendo esto
esperando hallar algún tipo de catarsis mental de tanto conocimiento absorbido
por tu joven mente? No. De forma que esta fuera de lugar pensar que mi prosa es
vacua, porque no estamos hablando de retórica. No todo tiene que venirte
envuelto en papel dorado, no todas las obras de arte están vigiladas las 24h en
museos. Eso es lo que más me gusta del arte, que un gilipollas puede pagar 20
millones por un cuadro de Jean Miró (mi eterno archienemigo), mientras que un
notas en Instagram te regala sus obras sin pedirte ni un triste like a cambio. Quién es mejor lo juzgo
yo, o tú, o quienquiera que esté contemplando las obras. Para mí, Egon Schielle
masturbándose (sí, ese cuadro autoretratonanístico existe) es una puta obra de
arte, pero dudo que nadie lo quiera en su salón. Banksy dibuja Beefeaters (el guardia, no la ginebra;
que nos conocemos) meando en la calle, y para algunos eso es grandioso. No para
los guardias británicos ni para la corona creo yo, pero sigue siendo arte, arte
que hoy en día puedes comprar, pero la idea ahí queda ¿no? La mierda que hizo
Calatrava en mi ciudad creo que hay quien la considera arte. Yo he meado ahí.
Es una suave forma de demostrar que no estoy para nada de acuerdo con la
concepción artística del tipo, y sí que tengo serias dudas sobre el buen
término de su propia concepción. Para mí que se le resbaló de las manos a la
matrona. Así que lo ve todo con tanta curva. John Frusciante hasta el ojete de
heroína me hace sentir por dentro un dolor descarnado e intenso, pero no puedo
llegar al final de los ocho minutos de canción que es Enter the ah uh porque me da un ictus. Así que con ese tengo algo
más de duda. Dani Martín en cambio me fascina únicamente porque sigue vivo. Al
igual que Munmford and Sons son una maravillosa sorpresa de leñadores con
instinto musical. Ah! Que no cortan árboles. Sólo se dejan barba y llevan las
camisas a cuadros con botas de monte porque les mola. Pa hacerme el xulo. Ese niño sí que es un referente. Un libro de
Bukowski tiene más sexo explícito que la saga entera de Cincuenta Sombras de
Gray, y desde luego da mucho más asco, a veces. Pero he oído de gente que se
toca con sus poemas. Deben ser buenos porque la mujer en cuestión es una niña
pija de Getxo. De esas que te la tiras y sales sintiéndote de derechas. Que
luego lees a GGM (va incultos buscadlo en twitter) y te cagas en los
pantalones, y esa mierda colgando por tu pierna es algo a nivel mundial. Como
lo de Obama; osea, como es negro le damos un premio Nobel a la Paz, para que
luego bombardee Siria. Lo mismo lo de Bob Dylan. En fin. Lees a Rulfo y te da
por pensar si estás vivo, o todo es una paranoia esquizoide; Paul Auster se hace denso como una natilla caducada (fue
una mañana post-fiesta en la que apenas teníamos nada en la nevera excepto unas
barritas de pescado y un par de natillas. Las desayunamos con un Voll-Damm)
pero te mete conocimiento empírico de la vida por un tubo, así que ese sí lo
recomiendo. Eduardo Laga sigue intentando aprender a usar los guiones.
Saquespeare, y lo digo así porque sólo he leído sus obras traducidas, es un
tipo con un par de complejos bastante tochos en cuanto al suicidio y lo que
sería casar a preadolescentes. Pero no consiguió transmitirme mucho más. Lo
siento tito Hamlet. En cambio si tiramos a lo clásico Homero (el griego, no el
amarillo) sí que consiguió hacerme pensar, entre estructura hecha repetitiva e
interpelaciones comenzando por un ‘’Oh! Zeus!’’ Que si cada vez que quiero
soltar una tontería tengo que exclamar Oh!,
Ah! O alguna gilipollez así se me
van las ganas de hablar. Pero eso por la época era arte. Todo es arte, todo
puede ser arte. Como Ulises de James
Joyce, un libro que viene con su propio manual de lectura porque o la población
en general es gilipollas y no sabe leerlo, o tú James querido mío tienes algún
jodido problema. Luego esta Kristen Steward. Ah, no. Que los libros esos no los
escribió ella. No sé cómo se llama esa mujer. Da igual, para la mierda que son
pues mejor vivir en la ignorancia, como hace ella. Libros basura que únicamente
exploran el punto de vista de una niña depresiva e inmadura de quince años a
cerca del amor. Eso no es amor, princesa. Eso que describes apenas puede
catalogarse de encoñamiento. Que no sé muy bien qué cojones te piensas tú de la
vida, que lo del amor es algo de ir por la calle y en una parada de autobús la
preciosa chica de delante se deja el paraguas y tú vas a dárselo y tenéis un
flechazo ahí mismo. No querida. No funciona así. Generalmente primero viene el
sexo. O si eres un impúbico adolescente pues lo más cerca que vayas a poder
estar, véase liarse o manosearse. Es esa primera excitación sexual la que
después se convierte en amor. Primero un polvo. Pero eso no lo comentas en tu
libro, ¿Eh? Mejor seguir creyendo en hadas y principitos mágicos, que esa
mierda vende más. Como Jennifer Lawrence. En algún momento se cansará de poner
cara de intensidad, o de enfado. Parece que sus papeles son siempre la misma
chica adolescente enfadada con el mundo que luego llega a casa y se corta en el
baño. Perdón, que eso tampoco vende. Eso tampoco queda bien. El cáncer sí. De
eso podemos hacer libros de amor. Pero un cáncer que mantenga guapa a la gente,
¿Vale? Enplan, con pelo y así. Y la piel tersa. Y que estén follables. ¿A que
sí, John Green? Eso sí que vende. No escuálidas personas destrozadas por la
quimio, en camas de hospital. La gente sin pelo sólo nos sirve como actores
secundarios. A todos los protagonistas de las pelis de acción, todos esos
‘’tipos duros’’ se les ha muerto la esposa. O la madre. O el padre. Eso queda
bien. ¡Oh! Pobre chico…Que dura y
solitaria tuvo que ser su vida, mira cómo clava sus ojos en el atardecer, con
la mente absorta en profundas abstracciones a cerca de la vicisitud que es el
vivir, y la fragilidad de la existencia humana… Eso queda súper dramático.
Pero no vamos a hablar de los adolescentes que se meten heroína porque su madre
está muerta y nunca lo han podido superar. O de sus más abundantes
contrapartidas, los que a pesar de que su madre muriera de leucemia cuando
tenían ocho años, llevan una puta vida normal como todo el mundo. Porque la
cosa va así. Tu madre se muere, bien, felicidades. Sigues necesitando estudios,
carrera, trabajo, coche, un móvil nuevo, Instagram, ropa y batidos en
Starbucks. No sé qué cojones se cree la gente. Les encanta imaginarse dramas, y
crear personajes que van por ahí con el ceño fruncido y actitud de ‘’me la suda
todo, tío; la vida es una mierda, colega’’. Porque eso vende. A la gente le
gusta ese tipo de morbo. Me pone jodidamente enfermo. Como cuando alguien ve un
cuadro de Van Gogh, y dice: Este hombre
tenía un don. No. Tenía esquizofrenia, tenía alcoholismo, tenía una vida
miserable. Pero tú solo ves un cuadro con colorines que sabes que es bueno
porque te lo han dicho. Nadie habla de que Mozart murió en la miseria,
enterrado en una jodida fosa común después de componer Réquiem, la cual sigue sonando en los conservatorios. Dirás; ‘’Era
un hombre adelantado a su tiempo…’’ Y una mierda. No existe eso. Si naces en
una época tienes el conocimiento que esa sociedad ha ido arrastrando, lo que
hagas con él es cosa tuya. Y luego ese conocimiento que tú has proporcionado
será a su vez arrastrado por la marea de los años, los siglos, las épocas. La
mierda la hay en todas ellas. Como Dolores Redondo. No sé cuántos vascos más va
a matar hasta que se le agote el chollo de las novelas negras. Que no hay nada
más jodidamente tópico en la literatura de este país que un puto asesinato en
un pueblo. Pero claro, Nada es lo que
parece…Déjame adivinar vas a meter un plot-twist
en las últimas veinte páginas del libro. Qué innovador. Así sí que consigues
mantenerme en tensión. Por favor, si puede ser que sea tan chorra como los Asesinatos en la Rue Morgue de Edgar
Allan Poe. Yo al menos me descojonaba con esos porque resultaba que al final el
asesino era un puto chimpancé. Que manda huevos tragarse cien páginas para un
final así, pero al menos tenía la dignidad de ir de frente, sin mentiras.Cosas que pienso, o que se me ocurren, y como no me cabían en el armario pues las cuelgo aquí.
lunes, 19 de marzo de 2018
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