martes, 10 de abril de 2018

Algo viejo


Sabré que has muerto el día que se caigan los tulipanes.

Cuando ya no iluminen la noche con estufas, y los girasoles no busquen el sol.

Cuando todo esté muerto y apagado, y en la radio sólo suene la estática. Las pistas de baile se ahogarán en serpentines secos y las luces de neón habrán quedado mudas.

Será entonces el día en que se nos olvide cómo usar las letras en cursiva, y las palabras queden encerradas en líneas rectas. El infierno de un mundo en paralelo carente de tus curvas y pendientes, de tus subidas de ánimo y las bajadas de tus caderas.

En el año de la rata ya no quedarán atunes para hacerte sushi, y ya habremos gastado toda la sal para hacer palomitas.

Sabré que ya no merece la pena seguir volando cuando no encuentre tu humo perdido entre las nubes, molestando a los aviones y haciendo espirales alrededor de los rayos del sol. Me quedaré tumbado en la carretera contemplando el desierto de un mundo sin ti. Y la brisa que antes empujaba tus carcajadas a lugares junto al mar me revolverá el pelo buscando en sus raíces restos de tu ser.
Y ya no ladrarán por la noche los perros y no saldrán a reír las hienas porque habrás oxidado la Luna con tu ausencia. No quedan farolas. No quedan farolas que te sufran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

azul como el mar

Beber con Disney. Crecer huyendo del lobo de tu cuarto por el palacio con suelos de mármol binario, uno negro uno blanco, uno entero uno en ...